"Encontré información de otros dos beaterios en el siglo XVIII, ambos
fundados por hombres de Iglesia. El Beaterio de Peumo, fundado
por el párroco del lugar Dr. Antonio de Ziiiiiga (en el cargo de 1758 a
1812), quien lo instituyo para dar oportunidad a las mujeres de tener
una vida de perfección en su parroquia y para que se dedicaran a la
contemplación, llevaban hábitos de Capuchinas, tenían aprobación
episcopal y el niimero estaba limitado a 12, pero se añadieron otras con
el titulo de criadas para la casa de ejercicios y llevaban hábito y vida
como las religiosas,,. Las beatas realizaban labores de educación y servicio,
cuidaban la casa de ejercicios y atendían las escuelas del phoco,
que eran dos. También recibían niñas internas por las distancias en el
campo, niñas desamparadas y personas arrepentidas, cumpliendo entonces
el papel de casa de recogidas. Esta funcidn del beaterio trajo algunos
problemas al fundador respecto de utilizar el argumento de la
doctrina y la educación moral para las niñas para proveer de sirvientes a
algunas familias de la región. Un expediente muy interesante sobre el
caso de dos nibs indias o mestizas, hijas de Esteban Gutiérez, da información
interesante, comenzando por esta de la educación de Niiias. En
este caso, el beaterio contaba con una escuela a cargo de “españolas
voluntarias” y “pobres”. Estas vivián en “cuartitos”, que a su vez servían
para acoger a la población que entraba a ejercicios espirituales dos
veces al año. Se lo acusaba, por el subdelegado, de que quitaba las hijas
a los indios para poblar su beaterio, y por ello insiste en que son españiolas.
Reconoce que recogia niñas, pero ellas eran huérfanas a las que se
les enseña a leer y escribir, instrumentos de música y canto, a hacer
flores y ayudar en la misa como sacristanas. No solo eran de los alrededores,
sino que de “muy lejos” como la isla Mocha, Talca, Aconcagua y
Santiago. Anexa la distribución de las labores diarias de las que el “vulgo
llama beatas”, que vestían el mismo hábito de las terceras de San
Francisco en la ciudad de Santiago, esto es: ‘por calzada unas chinelas
grandes que cubren lo más del pie, sin medias”.
En Las beatas en Chile colonial:
En el corazón de lo social y en el margen de la historiograFía
Revista Dimensión Social Número 19. Historia Social 2004-2005