HISTORIA EDILICIA I:
En la “esquina histórica” del pueblo, Alfredo Olmos trastabillo por enésima vez en los adoquines no afinados ,producto de la renovación patrimonial de la calle principal, se detuvo y levanto la mirada hacia el emblema del cristianismo que desde la punta más alta del cerro resguarda que don Sata no vuelva hacer de las suyas en la comarca -y sin darse cuenta como- se escuchó así mismo decir“cuando se jodió este pueblo”. Cerró la boca y por un momento pensó que más de alguien lo había escuchado, pero todo parecía en regla, el taxista seguía en su puesto de conducción a la espera de pasajeros, los transeúntes pasaban como si nada, entonces se escuchó el graznido del pavo real como única respuesta.
HISTORIA EDILICIA II
Celedonio Zapata como todos los
días, se adelantó en despertar al canto del gallo, hizo un rápido
balance de los preparativos que había realizado la noche anterior para tener
todo listo y dispuesto de modo asistir a muy temprana hora a emitir su sufragio, evitándose una espera tediosa. Cierto que a él, por su
lugar en el panteón de los héroes de la patria no tendría mayores problemas,
pues le permitirían saltarse la fila, pero eso no estaba altura de su condición del último
sobreviviente de los soldados de la Guerra del Pacífico del pueblo
de los paltales y naranjales.
Su nieta,al sentirlo ya haciendo los preparativos para
salir, le preparo un tazón de té con miel y una paila de huevos así se
aseguraba que no le fueran fallar las fuerzas, pues ya era considerado un
milagro que se mantuviera en tan buen estado de salud a su casi 110 años de
edad. Como era de esperar al le gustaba
ir solo y muy engalanado con el uniforme de parada que el Ejército de
Chile se encargaba de renovarle cada tres años, le sumaba a
ello, todas las charreteras que le reconocían su heroísmo
en las batallas.
Su andar lento le permitía mantener un donaire y también pensar en lo orgulloso que se
sentía de poder ir elegir a quien lo iba
representar en el municipio. En eso, él ya tenía elegido desde hace mucho tiempo a su
candidato, era lamentable que no pudiera alcanzar la alcaldía, pues el voto del
campo lo manejaba los dueños de fundo y eso hacía que tuvieran la mayoría de
los regidores, con todo la señora alcaldesa lo había hecho muy bien era cosa de ir viendo como todas las casas del barrio Arboledas en sus patios están adornadas de plantas y
jardines, y el pueblo era otro con el alcantarillado
y sus calles pavimentadas.
“No podré ver seguramente como Alcalde a mi candidato a
Regidor, lastima es un hombre sencillo pero muy preparado y por sobre todo muy
servicial” pensó, cuando ya por fin llegaba al lugar de votación, el militar de la guardia de la entrada, se cuadro y le hizo el saludo de rigor.
Paso a la mesa N°1 y como siempre fue el
primero en emitir el sufragio, sintió un flash, el anuncio de que la
concurrencia con el sufragio de Celedonio Zapata era noticia, tomo sin más el camino de regreso y
saludo a los numerosos ciudadanos que se disponían a ir a las urnas. Se detuvo
en la plaza y se sentó en un banco debajo de un frondoso peumo…en eso sintió el
llanto de un bebe que emergía desde un
coche azul, y vio al diminuto jardinero municipal acercarse a la guagua y
ponerle el chupe en la boca, se adueñó de lugar un silencio solo a ratos interrumpido
por el canto de un zorzal.