miércoles, 24 de agosto de 2011

TEATRO DE PEUMO




El teatro  de Peumo es para mí  un espejismo, una especie de nave que cada cierto tiempo  se posa en mis sueños. Desde esa fragmentada película de mi inconsciente, emerge  el sonido interrumpido de la posición descanso de las butacas verdes, su fría textura que me cobijaba al sentarme, la pequeña multitud de la que era yo parte, vociferante y ansiosa  que era acallada de golpe  por la súbita oscuridad de la sala y el comienzo de la proyección. Si la película se cortaba comenzaba un ruido ensordecedor  de chiflidos, pateadura del piso y el “ya po’ cojo”, hasta que por fin volvía la magia.  Porque si bien el Teatro Municipal  fue el escenario de muchos eventos y espectáculos,   era  en mi infancia  por sobretodo el  lugar del cine. Solo el lunes no había función, lo que se compensaba con dos películas diferentes el martes.  La matiné  que puntualmente comenzaba  a las 15:00 hora era  la culminación del domingo.
Que imborrable sensación era la que me embargaba cuando  el The End  se   colocaba frente a mis ojos  y al salir del cine me recibía  la plaza, a mi me parecía vivir la ilusión de ser un personaje de un film. 
Viendo pues, su hermosa remodelación no queda más que agradecer a todos los que  participaron en rescatar este patrimonio fundamental de nuestro pueblo lindo















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